Desde la misa de resurrección del párroco Damm el pasado mes de junio, diversas personas -colegas, obispos, líderes y miembros de Saint Peter- me han instado a que exponga, de la forma más precisa y definitiva posible, las expectativas y el calendario acordado por ambas partes para la conclusión de nuestro ministerio juntos; la transición a un nuevo párroco; y los planes de Carole y míos para nuestra próxima aventura en nuestra vida en común. Escribo esta carta, que espero sea la última sobre este tema, porque al comenzar este año de programa, espero centrarme con ustedes, no en nuestra partida, que es necesaria y dolorosa, sino en nuestro ministerio juntos en Cristo que, al menos para Carole y para mí, siempre ha sido una fuente de alegría. Así que, aquí está lo mejor que puedo describir...
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